Depresión y embarazo

Antes de nada, un aviso muy importante: da igual lo que leas. Da igual lo que te digan… Si tienes depresión, ni un hijo ni una mascota son la terapia adecuada y desde luego, si no estás controlado, no es el momento adecuado para introducir ninguno de ellos en tu vida.
Tú piensa: si no eres capaz ni de cuidar de ti mismo, ¿cómo vas a cuidar y educar a otro ser, sea humano o animal? Es triste y duro (más cuando el sueño de tu vida es tener un bebé, como es mi caso), pero es lo responsable tanto para ti como para el bebé y tu pareja.

«Estarás tan contenta que no te sentirás triste ni con depresión»

Eso me dijo la psiquiatra cuando le pregunté por la depresión antes de empezar a buscar el bebé.

Ja. Una porra pa ti.

Si tienes depresión, la tienes. Un bebé no es la solución, sino que puede ser todo lo contrario, como fue mi caso un tiempo. Por eso quiero hablar de esto y quiero hacerlo bien clarito, como siempre hago.

La depresión, como siempre digo y nunca me cansaré de decir, es REAL y es CRUEL. No se va con unas cervecitas, ni yéndote de viaje, ni adoptando un gatito. Y ni mucho menos teniendo un bebé. Si tu depresión se va con algo de eso es que no era depresión, sino un estado de tristeza y decaimiento que duraba algo más de lo normal.

¿Debo quedarme embarazada si tengo depresión?

Mi consejo, según mi experiencia personal, es que no lo hagas mientras no estés controlado y con un buen seguimiento médico por parte de un psiquiatra. Sobre todo, si eres mujer y eres la que va a quedarse embarazada porque los cambios corporales y hormonales afectan mucho, vas a tener que cambiar muchas cosas en tu vida y hacer sacrificios y te va a dar rabia. Sé que no es algo socialmente aceptado porque todos te lo pintan de color de rosa y con unicornios por todas partes… pero no es así si tienes depresión. Créeme. Te da rabia tener que renunciar a cosas en tu vida.

Sí. Es verdad. Yo me he quedado embarazada teniendo depresión, pero llevaba controlada y estable meses y, al igual que con mi reumatólogo, lo había consultado con mi psiquiatra y me había dado luz verde. Aún así, la depresión fue una de las cosas que más me frenó a la hora de tomar la decisión. Me daba y me da pánico tener una recaída… Y más con la depresión post parto, aunque me dijo la psiquiatra que no tengo más papeletas de sufrirla por tener depresión (la verdad es que esto no me lo creo mucho y mi ginecóloga sí que me ha dicho que tengo más papeletas que el resto de madres. Lógico).

¿Cómo se vive un embarazo teniendo depresión?

Puff. Es una experiencia muy rara y desagradable en la que te sientes muy sola e incomprendida.

Claro. Nadie en su sano juicio puede comprender cómo una madre no siente apego ni alegría por tener un ser creciendo dentro…

Nadie comprende cómo es posible que no quieras oír hablar de bebés, ni de ropita ni de gaitas.

Ni tú misma alcanzas a entender cómo es posible lograr el sueño de tu vida y no ser la mujer más feliz del mundo. Es más, no comprendes que haya momentos en los que te arrepientas de haberte quedado embarazada.

Pero los hay. Vaya si los puede haber… En mi caso por dejar de tomar la medicación 🙁 .

Claro. La gine, como es lógico, me dijo que intentara quitarme los antidepresivos si veía que me encontraba bien. Aunque los que yo tomo eran y son seguros en el embarazo, era mejor si no los tomaba, así que lo intenté y…

CATAPLOF.

Pero de los gordos, eh?

Llorando, gritando, maldiciendo a Jorge por convencerme para tener un bebé… Horrible horrible horrible.

Menos mal que retomé la medicación y fue mano de santo. La verdad es que tanto Jorge como yo lo flipamos al ver el efecto que una simple pastillita puede tener en el estado mental.

Esto pasó alrededor de la semana 12 y desde entonces no dejo mi medicación ni loca y, además, he estado haciendo otras cosillas que me han ayudado mucho mentalmente y que os quiero contar.

Para tranquilidad de los que me lean y dar ánimos a los que tengan depresión, les diré que desde este episodio no he tenido más y que gracias a los truquillos que os voy a contar he sido como cualquier futura mamá y tanto Jorge como yo hemos podido disfrutar del embarazo sin la compañía de la señora depresión 🙂 .

Estos trucos sirven estés o no embarazada, así que léelos, ponlos en práctica (le pese a quien le pese) y espero que te sirvan tanto como me han servido a mí.

No permitas que nadie te haga ir más rápido de lo que tú quieres y puedes

Es de las cosas más complicadas de lograr y la que probablemente te dé más problemas con tu familia y allegados, ya que no van a comprender que no quieras ver ropita de bebé ni cosas de ésas.

Cuando tu mente no es capaz de asimilar que vas a traer un bebé y que vas a tener que ocuparte de él es muy difícil tener instinto maternal. Y es normal no tenerlo. Sobre todo, a las 12 semanas de embarazo, que es cuando mis suegros empezaron a comprar ropita y cosas para el bebé y estaban todo emocionados.

Yo, mientras tanto, no quería oír hablar de nada y ni mucho menos ver lo que habían comprado ni nada. Y no lo entendían, cosa que comprendo, la verdad.

Con algunos amigos pasó algo parecido. No hacían más que decirme lo bonito que era el embarazo, lo mucho que se quiere al bebé y cosas así. Y yo ahí, sin instinto maternal que valga, sin apego y sin nada. Pues me hacía sentir fatal! Así que a más de uno dejé de hablarle, je (lo siento!).

El caso es que me agobiaba un montón!!! Me aturullaba, me bloqueaba y comenzaba el ciclo de «NONONONONO» que a veces y, al menos en mi caso, precede al cataplof.

Me tuve que poner seria (e incluso borde un día) con mis suegros para frenar todo esto y no permitir que me hicieran ir a un ritmo más rápido del que mi mente soportaba. Jorge ayudó porque al ser sus padres era más su papel que el mío lidiar con ellos. Con mis padres fue más fácil porque me conocen mejor (normal).

Ninguno de los dos llegamos jamás a entender por qué me pasaba eso, pero los dos sabíamos a esas alturas que las cosas de la mente no siempre se pueden comprender…

Menos mal que tengo la suerte de tener a alguien que cuando no llega a entender por qué me pasan las cosas que me pasan, al menos sí lo respeta y me ayuda. Eso es vital!

Así que, básicamente, me he tirado todo el embarazo respetando mucho mis tiempos y los tiempos que mi mente es capaz de seguir. Haciendo las cosas en su momento y poco a poco para no bloquearme porque eso me pone más en riesgo de cataplof mental.

Pero ha sido duro. También para Jorge, porque decidí no hablar mucho con sus padres porque su entusiasmo me agobiaba mucho y me producía rechazo. Y todo eso, claro, a él le suponía una situación incómoda y difícil de manejar.

Con mis padres pasó igual, pero como ellos saben cómo soy pues se aguantaron los pobres como hacen siempre que decido desaparecer. Ellos saben que si necesito ayuda los llamaré, así que por esa parte están tranquilos. La verdad es que los admiro porque no puedo ni imaginar lo duro que tiene que ser dejar a tu hija «tranquila» sabiendo que algo pasa.

No leas más de lo que debes. Mejor dicho: no leas!

Lee la guía de la asociación de pediatría o el libro o web que te haya recomendado tu ginecólogo sobre embarazo, pero intenta mantenerte alejada de blogs, foros y demás. Este tipo de cosas pueden hacer que leas malas experiencias que no tienen por qué pasarte y que podrían hacer que tuvieras un pico de depresión. Las complicaciones es lo que tienen: pueden desencadenar muchos pensamientos que no sabemos si podremos controlar.

También se aplica a las conversaciones del día a día. A la gente, no sé por qué, le encanta contar malas experiencias… Y es lo que muchos harán. Por ejemplo, cuando les digas que no puedes dormir por el embarazo, en lugar de darte un truco o decir un simple «vaya, lo siento, es una putada», te dirán «Huy, y lo que te queda!!!».

O te «aconsejarán» estar tranquila en la cuarentena porque la tía Mari Pepi no la respetó y casi se muere de no sé qué… Estos perlas fueron mis padres, ja. Y casi me los como vivos. Creo que ésa fue la última vez que me contaron una mala experiencia de ese modo. Ahora me dicen cosas como «debes cuidarte», «es importante que no te esfuerces mucho si…» y cosas así.

Con los padres es más sencillo controlar este tipo de cosas. Con los suegros y conocidos, sin embargo, es otra historia. Debe ser el hombre el que los controle y frene este tipo de comentarios.

Intenta no pensar más de lo necesario

Hala. Lo digo y me quedo tan pancha. Como si fuera la cosa más fácil de lograr, verdad?

Los miedos del primer trimestre, los miedos a la depresión post parto… Si nos ponemos a ello, podremos pasarnos el embarazo enterito teniendo mil miedos distintos sobre las mil cosas que pueden pasar. Eso no ayuda. Tengas o no depresión. Así que mantente alejado de todo y todos los que hagan que esos miedos aparezcan e intenta mantener tu mente ocupada en otras cosas. Aprende un nuevo hobby o dedícate al de siempre.

Los miedos son normales. Quien te diga que no los tiene miente como un bellaco. El truco no radica en no tener miedos, sino en cómo afrontarlos para que no nos afecten más de lo que deben. Os pongo un ejemplo:

Ahora mis miedos son dos: un posible brote de lupus en el tercer trimestre o post parto y la depresión post parto.

En ambos casos he hablado del tema con mis médicos, que me han dicho lo que debo hacer desde el punto de vista psiquiátrico y reumatológico si me sucede algo. Por supuesto, todo eso lo tiene Jorge apuntado.

Además, he preparado la casa por si tuviera un brote (ayuda de papis, alguna compañía de enfermeras a domicilio por este rollo de vivir en Dubái, listados para Jorge con los teléfonos de mis médicos y el pediatra del bebé y post-it para que sepa dónde está cada cosa del bebé porque he sido yo la que he organizado el cuarto y él no es adivino.

Una vez todo eso está organizado y todos los «por si» bien atados, yo me olvido del tema porque de lo contrario me obsesiono y entonces sí que es probable que acabe pasándome algo.

Haz deporte

Ya os he hablado del tema en otro artículo, pero siempre que se habla de depresión hay que hablar de deporte porque es una de las herramientas que más te van a ayudar.

No me voy a extender mucho. Tan sólo diré que preguntes a tu ginecólogo si puedes hacer deporte y qué tipos y ve a por ello. A mí me ha ayudado una barbaridad.

¿Cómo he evolucionado? ¿He «logrado» el instinto maternal?

Sí. Tengo instinto maternal y quiero a mi bebé. Y he de decir que es todo un alivio porque no tengo un buen recuerdo de lo que se siente al no tenerlos y ver que todo el mundo a tu alrededor está la mar de emocionado, pero tú no. Te sientes un monstruo de persona.

Quizá el problema radica en que la gente, cuando se trata de maternidad y bebés, sólo cuenta lo bonito cuando no todo es bonito. Hablar de que no tienes instinto maternal en la semana 12 está mal visto, así que nadie habla sobre ello al igual que no se habla sobre depresión. Y eso hace daño a los que pasamos por alguna de estas experiencias porque nos hace sentir que somos unos monstruos anormales.

Si tú no tienes aún instinto maternal…

Si no sientes ese apego y amor eterno del que todo el mundo te habla al principio del embarazo, o en mitad, o en la recta final… No te preocupes ni le des más vueltas de lo necesario. Háblalo con tu gine y piensa que seguramente sean los miedos y la incertidumbre, que te están jugando una mala pasada. No eres la única a la que le pasa. Es sólo que nadie habla de estas cosas.

Todo llegará a su debido tiempo. Sin prisas. A tu ritmo.

No hay por qué tener el cuarto del bebé listo ni en plan revista en el primer trimestre, ni en el segundo… Nosotros, sin ir más lejos, lo terminamos en la semana 36, diez días antes de dar a luz. Y aún nos quedan cosas por hacer, jeje 😅.

Ah! Y repito: las cosas han cambiado mucho desde que, en los inicios del embarazo, tuviera momentos complicados por la depresión 🙂 .

Recuerda que la depresión en el embarazo es más común de lo que se oye, pero que nadie habla de ello porque no está socialmente aceptado. No eres la única, ni eres un monstruo… Y, sobre todo, con la ayuda de tu psiquiatra o psicólogo y yendo a tu ritmo y trabajando en ello, todo irá a mejor. Te lo dice una que ha pasado por ello! 😉

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Fuentes:

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4 pensamientos sobre “Depresión y embarazo


  1. SOLEDAD LUNA says:

    HOLA NURIA.BELLO LO QUE HE LEIDO MUY SINCERO DE TU PARTE Y SE QUE SERA DE MUCHA AYUDA PARA LOS QUE ESPERAN O NO UN BEBE,PUES LOS «MIEDOS» CUANDO UNO TIENE UNA ENFERMEDAD ESTAN A FLOR DE PIEL Y HAY QUE LIDIAR LO MEJOR QUE SE PUEDA CON ELLOS DE LO CONTRARIO SE COMPLICA EL CUADRO.PRONTO TENDRAS A TU BELLO BEBE PARA LA ALEGRIA DE TODOS,SIN DUDA.Y QUE EL SENOR TE REGALE CON SU PAZ Y MUCHAS GRACIAS.


  2. Evelyn says:

    Hola Nuria. Soy evelyn de mamaconlupus
    No sabes como te entiendo. Es más, nunca había escuchado una persona que sintiera lo mismo que yo, yo no se lo dije a nadie. Tenía exactamente tus mismos sentimientos y sin antidepresivos. Yo los dejé al momento de saber que estaba embarazada.
    Hasta el día de hoy no entiendo porqué no fui a sicólogo o siquiatras. Estaba bloqueda por el miedo. Pero finalmente el gran miedo fue mi peor enemigo. Mi hija ya tiene 4 años y recien hace poco he podido entender muchas cosas. Efectivamente brote de lupus puede haber. Pero sabes? Nada que no tenga solución en estos tiempos. Lo más importante es que tu mente no te juegue una mala pasada y sea la que te predisponga a estar mal de salud.
    Ya con escribir esto, estar consciente, no dejar de ir a sicólogo/siquiatra y lo principal… Entregarse, no lo controlamos todo.
    Lo que necesites contáctactame.
    Saludos
    Evelyn


    • Nuria says:

      Gracias, Evelyn, y siento que pasaras por todo eso sola. Tuvo que ser duro 🙁 .

      La verdad es que nos lo pintan todo tan bonito que cuando te sientes mal por lo que sea te sientes mala madre, mala persona y decides no comentarlo. Y eso no puede ser… Sentir lo que nosotras sentimos es más normal de lo que creemos y no es de malas madres. Estoy segura de que tú eres una mamá maravillosa y yo… jaja. Yo estoy haciendo lo que puedo! Porque acabo de empezar y tanto Jorge como yo tenemos aún mucho que aprender 🙂 .

      Tienes razón en que a veces nosotras somos nuestro peor enemigo al dejar que los miedos nos la jueguen y nos afecten más de lo que deberían. Gracias a Dios, yo por ahora mantengo mi cabecita limpia de miedos y malos pensamientos y (toco madera) estoy bien 🙂 .

      Un abrazo y, de nuevo, gracias!