Hace años que no escribo. Que no lo hago de verdad, desde el corazón.
Es cierto que no he parado de publicar artículos, pero todos de carácter científico. Y ahora no sé si, después de tanto tiempo, seré capaz de expresar lo que siento, lo que sentimos muchos, como lo hacía antes.
Pero hoy he encontrado algo que llevaba buscando años y que hoy quiero compartir con vosotros, con los que conviven con una enfermedad crónica, ya sean pacientes, amigos, pareja o familia: una canción. Una simple canción que lo dice todo sobre una de las cosas más duras a las que la enfermedad, o cualquier situación difícil, nos enfrenta: la soledad.
Hay cosas que jamás se olvidan
Llevo ya casi 10 años en remisión completa. Sin dolor. Sin esa fatiga horrible con la que muchos, por desgracia, conviven día a día.
Y si algo me han enseñado estos años sin síntomas, es que hay cosas que jamás se olvidan. No me canso de repetirlo cada vez que tengo la oportunidad de hablar sobre el lupus o sobre lo que significa vivir con una enfermedad crónica.
He olvidado cómo es ese dolor que no le desearías ni a tu peor enemigo; tengo la fortuna de haber olvidado cómo se siente al estar tan sumamente cansanda… Pero hay cosas que jamás podré olvidar:
Lo que se siente cuando tu cuerpo es una cárcel que te impide hacer las cosas que tu mente y tu alma se mueren por hacer.
El dolor de ver a tu hermano llorar por el modo en que lo has tratado a causa del diablo en el que te has convertido por las dosis altas de corticoides.
La pena que te embarga al sentirte tan sola en un mundo que no quieres compartir por miedo a que te dejen.
Las mil veces que el que ahora es mi marido dejó pasar las mil perrerías que le hice, como aquél día en que, en un «arranque corticoideo», lo eché de casa y pasó la noche en el rellano del edificio, esperando pacientemente y decidido a no rendirse conmigo.
Aún no me creo la suerte que tuve al encontrarle y doy gracias cada día a Dios por haberle puesto en mi camino.
Y, a pesar de que hoy tengo todos los motivos del mundo para ser feliz, no lo soy. La depresión que trajo el lupus consigo no me deja serlo. Y eso es algo que también comparto siempre que tengo la ocasión de acercar el lupus a la sociedad: la remisión ha llegado, pero hay muchas cosas que se quedan contigo. Entre ellas, la maldita depresión que ya no sabemos cómo controlar. Si os soy sincera, mis hijos son lo único que me apartan de pensamientos que no quisiera tener.
«Di algo»
Es el título de la canción que hoy quiero compartir con vosotros y que os dejo al final de este texto que hoy me sale del alma.
Porque tampoco olvidaré jamás todas aquellas noches que lloré en silencio, teniendo a alguien a mi lado que estaba deseando ayudarme y comprenderme.
Porque vienen a mi mente todos aquellos amigos a los que alejé, no sé si sin darme cuenta, por no querer compartir lo que me estaba matando por dentro.
Tanta gente que no quiso rendirse conmigo, pero que al final no tuvo más remedio que hacerlo.
Ojalá todos ellos pudieran leer esto para que sepan que no me lo perdono y que desearía poder volver atrás para cambiar tantas cosas.
Hablad
No os dejéis abatir por el miedo o la inseguridad.
Es cierto que muchos huirán al escuchar lo que es vivir con lo que trae consigo la enfermedad, pero otros muchos están deseando poder comprender lo que es para ayudar, apoyar y daros ese abrazo silencioso que cura toda una vida.
Ya vivimos con dolor, con suficiente incertidumbre y soledad. ¿Por qué buscar más? Rompamos ese silencio que también mata y descubramos que hay personas, como Jorge (mi marido), que nos quieren a pesar de todo y que, aun con toda la “carga” que traemos con nosotros, siguen diciendo ese “sin ti estaría perdido” que jamás llegas a comprender. Porque creo que nunca dejaré de pensar que él sería más feliz con cualquier otra que no tuviera tantas limitaciones como yo.
Y sí. Lo sigo pensando estando ya 10 años en remisión total y absoluta. Porque no tengo tantas limitaciones, pero sí que las hay.
«Di algo, me estoy rindiendo contigo»
Es el estribillo de la canción que hoy os traigo. Y me hace llorar porque veo a Jorge, en los peores momentos de nuestra vida, pensándolo; luchando por no verse obligado a rendirse conmigo ante ese muro infranqueable que levanté por miedo al rechazo, a no sentirme comprendida o por pánico a mostrar mi vulnerabilidad. Jamás lo sabré.
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Seré yo quien esté, si tú lo deseas
A cualquier lugar te habría seguido
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Y la parte de la canción que se me clavó en el alma y en la cabeza y que me ha hecho no olvidar esta canción en más de 10 años:
Lo siento por no haber podido llegar hasta ti
Nunca le pregunté si él también lloraba por las noches, pero supongo que tener en tu cabeza ese «Di algo, me estoy rindiendo contigo» debe ser duro. Como tuvo que serlo sentir que, no importa lo que hiciera, era imposible llegar a mí porque yo no le dejaba con mi silencio.
Os dejo con la canción y con la traducción de la letra por si la queréis. Es una balada increíble que refleja el dolor de quien anhela una señal de su pareja antes de aceptar que debe rendirse y decir adiós.
Hablad. Por favor hablad. No dejéis que la enfermedad os quite más de lo que ya os quita.
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Seré yo quien esté, si tú lo deseas
A cualquier lugar te habría seguido
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Y me siento tan pequeño
Fue demasiado para mí
No sé nada en absoluto
Y tropezaré y caeré
Todavía estoy aprendiendo a amar
Recién empezando a gatear
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Lo siento por no haber podido llegar hasta ti
A cualquier lugar te habría seguido
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Y tragaré mi orgullo
Eres a quien amo
Y te digo adiós
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Lo siento por no haber podido llegar hasta ti
Y a cualquier lugar te habría seguido, oh-oh
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Di algo, me estoy rindiendo contigo
Di algo
Artículos relacionados:
- Los corticoides.
- Cuando el silencio ahoga.
- Cuando querer no es poder.
- La enfermedad, el lupus y la depresión.
- Mi lupus y el suicidio.
- Cuando el dolor duele.
- La fatiga en el lupus y otras enfermedades crónicas.
- Otras canciones que significan mucho:
- Ésta soy yo. ¡Que el mundo te valore por lo que eres!
- Echándole un pulso al dolor.
- Las lágrimas de las autoinmunes hechas canción (dedicada a familiares, parejas, amigos…)